Si acudes a este pequeño artículo es debido a que de algún modo tienes esa duda que no te deja estar en paz: ¿A qué me llama el Señor? Muchas veces andamos por la vida y nos topamos con cursos de orientación vocacional para conocer la carrera que más se amolda a nuestro perfil, o quizás más de una vez hemos hecho esos largos tests para evaluar nuestras aptitudes y brindarnos opciones en campos de estudio. Sin embargo, el día de hoy no hablaremos sobre eso, sino de algunos consejos para que te puedas adentrar en el misterio más personal entre Dios y tú, aquél anhelo eterno que existe tanto en el corazón del Señor como en el tuyo: la vocación específica.

La gran mayoría disfrutamos bastante nuestra etapa de evangelización, tanto así que buscamos servir en algún ministerio, continuando con la formación parroquial. Pero llega un momento dentro del servicio donde llega una pregunta incómoda: ¿Dios me querrá para algo más? No debemos de asustarnos, para esto las siguientes recomendaciones podrán serte útiles si te encuentras en esta situación.

No tengas miedo

¿Sabías que la frase que aparece en mayor número de veces en las sagradas escrituras es: no tengas miedo? Ciertamente el miedo, si lo sabemos canalizar, puede servirnos como impulso. Pero en la mayoría de los casos significa una barrera para nosotros que no podemos atravesar. Si Dios ha puesto esa inquietud dentro de tu corazón es por algo, no trates de acallar esa voz, sino más bien trabaja en ella para poder conocer qué es lo que Dios te quiere decir. Silenciar o rechazar esa invitación de Dios, pudiera causarte cierta tristeza interior. Todos conocemos el pasaje del joven rico (Mt 19, 16 – 30), quien a pesar de su llamado, no supo responder y el joven se retiró entristecido.

Ponlo en oración

Una vocación nace y se alimenta de la oración. Si esta pregunta te inquieta, qué esperas para preguntárselo a Dios.

  1. Acude a la palabra de Dios meditando pasajes vocacionales, para que así puedas confrontarlo a tu vida y rescates esos destellos de luz. Te recomiendo algunos:
  2. Llamado de Moisés (Ex 3, 1 – 12)
  3. Llamado de Samuel (1 Sm 3, 1 – 10)
  • Unción de David (1 Sm 16, 1 – 13)
  1. Llamado de Jeremías (Jr 1, 4 – 10)
  2. Llamado de Ezequiel (Ez 2, 1 – 7)
  3. Llamado de Jonás (los 4 capítulos)
  • Primeros discípulos (Jn 1, 35 – 51)
  • Pesca milagrosa (Lc 5, 1 – 11)
  1. Llamado de Leví (Mt 9, 9 – 13)
  2. Joven rico (Mt 19, 16 – 30)
  3. Frecuenta la vida en gracia para participar de mejor manera en la Santa Misa.
  4. Dedica tiempo para adorar al Santísimo Sacramento.
  5. Pide a la Santísima Virgen interceda por ti para que puedas conocer la voluntad divina. Pídele sus gracias especiales de docilidad y silencio para escuchar con atención la voz de Dios. En María encontrarás el camino más sencillo y más rápido para acudir a Dios.
  6. Intenta hacer lectura espiritual de la vida de algunos santos, en quienes puedes meditar el camino de sus llamados.

“Comunión de los Santos. -Cómo te lo diría? -Ves lo que son las transfusiones de sangre para el cuerpo? Pues así viene a ser la Comunión de los Santos para el alma”. San José María Escrivá de Balaguer.

Platícalo con un Sacerdote

Un sacerdote es un mediador entre lo humano y lo divino. Podemos observar en el llamado de Samuel (1 Sm 3, 1 – 10) la importancia de tener un guía espiritual que nos permita clarificar la voluntad de Dios en nuestras vidas. Acércate con el que más confianza tengas, platica tus inquietudes y pregúntale también cómo fue que él descubrió su llamado.

Acércate a la pastoral vocacional

Puedes pedir información o acercarte al seminario para pedir información sobre la pastoral vocacional. Ahí encontrarás un equipo de sacerdotes, religiosos (as), seminaristas y laicos preparados para brindarte el apoyo que necesites. Cuentan también con una serie de retiros especiales, donde se le dedica tiempo completo a meditar sobre nuestro llamado:

  1. Campadviento
  2. Jornada Vocacional de Semana Santa
  3. Preseminario

Para mayor información puedes visitar la página de vocacionesjuarez.org. Aquí encontrarás los enlaces directos a las redes sociales, números para contacto, entre otras cosas.

Insistiré un momento más a decirte que no temas. Iniciar un proceso de discernimiento vocacional para conocer la voluntad de Dios, será una aventura de la cual no te arrepentirás.

“Al volver la vista atrás y recordar los años de mi vida, les puedo asegurar que vale la pena dedicarse a la causa de Cristo”

San Juan Pablo II

Por Javier Villegas, seminarista de nuestra comunidad