No importa si este es tu primer curso como coordinador o tu noveno, se que en algún momento te has preguntado qué necesitas, o qué tienes que hacer para ser mejor coordinador.

Inclusive has llegado a compararte con otros coordinadores tratando de poder entender por qué el o ella es tan buen coordinador/a y tu no. Primero que nada dejemos las cosas en claro, el hecho de que busques ser un mejor coordinador te hace un buen coordinador.

Recuerda que nunca ha existido un coordinador que ha hecho todo bien, no existe el coordinador perfecto. Aquí el único perfecto es Jesús. Un error muy común que probablemente haces es el tratar de ser como otro coordinador. Ves que ese coordinador es muy estudioso, sabe mucho, predica muy bien, en fin, le encuentras cualidades impresionantes que tu quisieras tener. Pero ¿por qué eres tan rápido en fijarte en esos detalles de los demás y no en los de Jesús?. Recuerda que como coordinador, tu meta, tu objetivo como coordinador es ser como Jesús, no como otros coordinadores.

Yo se que ya has escuchado ese cuento de imitar a Jesús una y otra vez. Desde confirmaciones te han dicho que al confirmarte te convertiste en otro Cristo en la tierra, ¿en verdad lo eres? Por eso mismo desde el fondo de mi corazón me gustaría darte 3 consejos que probablemente te pueden ayudar a poder ser un coordinador que imita a Jesús y no a otros coordinadores.

Frecuenta el sacramento de la confesión.

Por favor, ve seguido a buscar el perdón de Dios, ¡no te esperes ha estar en pecado mortal! Recuerda que la confesión no solo restaura nuestra gracia con Dios, si no que también la fortalece. No vas a poder hablar de Dios, si no estás con Dios. No vaya a ser que de estar tan ocupado en las cosas de Dios, ¡te olvides de Dios!. Así como cuando discutes con tu pareja o tus amigos cercanos y se reconcilian pidiendo disculpas, fortaleciendo así su amistad, ¡lo mismo quiere hacer Jesús contigo! Mientras mejor sea tu amistad con Jesús más anhelo tendrás de imitarlo a Él y más te enamorarás de Él.

Ama y déjate amar por tu comunidad.

¿Cuantas veces has pensado en dejar de servir? ¿por qué? Probablemente se te vino a la mente alguna mala situación que tuviste con algún coordinador o algún chisme que hicieron de ti o que te enteraste. ¿Ves el problema? fijas tu atención tanto en tu hermano, que te olvidas de aquello que te une a el, Jesús. Crees que estás amando a tu comunidad con ir a comunidad, servicio y a curso o porque te llevas muy bien con tu equipo. Si dejas de vivir con la comunidad y empiezas a vivir en comunidad vas a empezar a poder ver a Jesús en cada uno de tus hermanos, el dejarte acoger por ellos para que te sientas acogido por Jesús. Ámalos como puedas y como quieras, pero no olvides tu también dejarte amar, porque al experimentar el amor en comunidad verás que vale más la pena ser como aquel que une a la comunidad.

No dejes de orar.

No tengo las suficientes palabras para poder darte a entender que tan importante es que no dejes de orar. Ora hasta cuando no quieras orar. Si estás constantemente en oración con Jesús, vas a poder conocerlo más a fondo. El que tengas ese dialogo abierto con Él te ayudará a poder adentrarte a su corazón y entender porque debes de ser como Él y no como otro coordinador. Jesús es un caballero que no te va a forzar a nada, Él te abre las puertas de su corazón, Él está abierto al dialogo contigo, es cuestión tuya si quieres o no aceptar. Hay muchos más consejos que existen para que puedas ser un coordinador que quiere imitar a Jesús y no a otros coordinadores; pero quiero que tu los vayas descubriendo. No olvides que tu vida es una aventura de amor con Dios. Trata de no olvidar, pase lo que pase en tu comunidad, que al que debes de imitar es a Jesús y no a otros coordinadores. No caigas en esa tortura psicológica de querer ser alguien más, mejor trata ser la mejor versión de ti mismo, una versión de ti que imita a Jesús, aquel que si es perfecto.

Atentamente: Luis María