Son fechas de fin de cursos en la comunidad y aunque muchos grupos manejan graduaciones, la confirmación no entra en esta descripción. La confirmación va más allá.

  • ¿Irías a clases de manejo para obtener una licencia de conducir y luego solo usar tu bici?
  • ¿Buscarías trabajo en algún lugar para ganar un poco de dinero y luego renunciar al primer día?
  • ¿Comprarías un boleto de lotería para luego romper el boleto ganador?
  • ¿Pasarías un curso de confirmación para luego vivir sin Cristo?

Más que un curso

En nuestra parroquia se llegan a confirmar más de 1,000 jóvenes por año.  ¡1,000 discípulos, seguidores de Cristo, enamorados del Evangelio, renovados en el Espíritu Santo, fieles a la Santa Iglesia de Cristo, transformadores de la sociedad. Pero … ¿dónde están todos estos jóvenes uno, dos o tres años después? 

Aunque cientos de jóvenes entran animados semestre a semestre al curso de confirmaciones, algunos otros entran «más a fuerzas que con ganas», o porque entraría su amigo, novio o novia o hasta por pura curiosidad y aunque no importa la razón por la que entraron, aquellos que se disponen a vivir lo que Dios mismo tiene preparado para su corazón, encuentran el Amor de Dios, que llega a transformar sus vidas por completo.

Sin embargo, muchas veces se toma como solo un curso, «algo que tiene que pasar y terminar» y efectivamente, el curso tiene una duración aproximada de 6 meses, pero al finalizar el curso, el compromiso que se hace tiene todo menos un final.

El inicio de una vida increíble

La confirmación es en realidad un inicio, ¡un gran inicio! ¿por qué? simple, recordemos que el sacramento de la confirmación es recibir en plenitud al Espíritu Santo, así como aquellos primeros cristianos que nos recuerda el libro de Hechos de los Apóstoles, quienes después de recibir al Espíritu Santo, se convirtieron en verdaderos testigos de Cristo de tiempo completo, misioneros y predicadores de la noticia que cambió y sigue cambiando el corazón de cada ser humano en la tierra.

A esto está llamado cada uno de los que se confirman, a ser hasta el final de sus días, verdaderos seguidores de Cristo, aquél que los amó hasta el extremo y dió su vida para que tuvieran vida eterna.

En algunas diócesis incluso, los confirmandos tienen la oportunidad de cambiarse simbólicamente su nombre como signo de que ahora «son una nueva criatura» (2 Corintios 5:17). Y aunque este gesto no se realiza en nuestra diócesis, lo que sin duda si se realiza es un cambio en el alma de la persona al decir: «¡Yo Creo!» recibiendo por manos del Obispo, sucesor de los apóstoles, al Espíritu Santo.

Confirmarse NO es vivir una Misa solemne, tomarse una foto con el Obispo y «recibir un papelito para casarse». Aquel que se confirma, acepta a María como su Madre, Cristo como su Señor, al Espíritu Santo como su guía, a Dios como su Padre; está llamado a ser discípulo del Amor toda la vida.

Jesús fundó su Iglesia para permanecer en ella

Al decirle a Pedro, «Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia» (Mateo 16:18) Cristo le dió una gran tarea, para que después de que Él subiera al Cielo, Pedro se quedará al frente de la comunidad, misma que nació el día de Pentecostés, cuando los apóstoles junto con María recibieron al Espíritu Santo.

Nuestra parroquia ofrece grupos de formación y de comunidad para que después de haberse confirmado, cada joven pueda seguir no solo formándose, si no que encuentre ese espacio en el que Dios le llama a amar y servir; a permanecer en el Amor de Dios (Juan 15:9) en su Iglesia. En la Iglesia hay lugar para todos, después de todo por eso es católica (universal, para todos), si tú estás confirmandote, pregúntale a Dios ¿cómo le puedes servir? ¿A dónde te llama estar? ¿Cómo puedes ahora dar a los demás este amor que has recibido? Acércate y conoce la inmensa belleza de la Iglesia, que día a día necesita de jóvenes valientes como tú para seguir dando a conocer el Amor de Dios a todo el mundo.

3 millones de jóvenes en la Misa de la Jornada Mundial de la Juventud en Brasil con el Papa Francisco

Llamados a servir

Recordamos con mucho cariño, algunos jóvenes que a pocos meses de haber concluido su confirmación, se atrevieron a escuchar el llamado que Dios les hacía a servirle de más de cerca y que hoy, se encuentran formándose en nuestro seminario para buscar y «arrebatar» el sacerdocio de Cristo. ¡Cuánta alegría da, ser testigos de lo que Dios hace en un jóven que terminando su confirmación, se da cuenta que solo es el inicio de una gran aventura hacia la Santidad. Así como las jovencitas que también han buscado en las diferentes órdenes religiosas de la diócesis y de otros lados del mundo, responder al llamado que Cristo les hace.

 

La Confirmación nos da una fuerza especial para testimoniar y glorificar a Dios con toda nuestra vida (cf. Rm 12, 1); nos hace íntimamente conscientes de nuestra pertenencia a la Iglesia, «Cuerpo de Cristo», del cual todos somos miembros vivos, solidarios los unos con los otros (cf. 1 Co 12, 12-25). – Benedicto XVI, 23va JMJ

Víve confirmado

La confirmación es el inicio de la vida del cristiano maduro, donde comienza la aventura de seguir a Jesús, de conocerlo más, de servirle, de amarle y adorarle. Quien se confirma ha dicho que sí a ejemplo de María, para ser servidor de los demás. Confirmarse no es una graduación, es el inicio de una vida de servicio y de entrega a los demás.

Comparte la alegría

¡Y claro! algo que no puede faltar es invitar a otros jóvenes a vivir esta hermosa experiencia de amor de Dios a través del curso de Confirmaciones, recuerda que solo hay que pre-inscribirse en www.parroquiansp.com/confis las fechas 27, 28 y 29 de Junio según al día que se desee entrar (viernes, sábados o domingos respectivamente) y si piensas entrar a un grupo de formación o a una comunidad como JACSUE, permanece atento a las redes sociales, principalmente a la página de la parroquia donde se estarán subiendo las fechas de inicio de cada grupo en el verano.

Así que ¡Bienvenido a tu nueva familia! ¡Bienvenido al Cuerpo de Cristo! ¡Bienvenido a la Iglesia de Cristo!