Los católicos rezamos el rosario porque es una poderosa oración a Dios, a través de su madre, María.
El rosario ha sido una oración en la Iglesia desde hace mucho tiempo y aunque el cómo adquirió su formalidad está algo confuso dentro de la historia (algunos dicen que fue gracias a Santo Domingo y otros dicen que no) lo verdaderamente importante es que esta oración, aparte de ser bellísima, también es efectiva, agrada a Dios y nos ayuda a crecer en santidad.
A lo largo de la historia de la Iglesia muchos Papas y Santos han recomendado altamente el rezo del rosario. San Luis de Montfort dijo: «Cuando se ora bien el Santo Rosario, da más gloria a Jesús y María, y es más meritorio que cualquier otra oración».
El rosario comienza con la recitación del Credo de los Apóstoles, un Padre Nuestro, tres Ave María y una Gloria. Luego hay cinco decenas, cada una comienza y termina con un Padre Nuestro y Gloria, con diez Ave María en el medio. Cuando rezas el rosario, meditas en los acontecimientos de la vida de Jesús presentados en forma de misterios: existen los misterios gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos.
En varias ocasiones, María se ha aparecido sosteniendo un rosario y nos ha pedido que sigamos perseverando en el rezo del Santo Rosario. María siempre nos conduce a su Hijo y presenta nuestras necesidades delante de Él. Dado que la oración consiste en desarrollar nuestra relación con Dios y amarlo más, tiene sentido hacerlo a través de la meditación de los acontecimientos de la vida de Cristo y quién mejor para guiarnos a través de la vida de Jesús que María, su madre.
El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice:
«La meditación engloba el pensamiento, la imaginación, la emoción y el deseo. Esta movilización de facultades es necesaria para profundizar nuestras convicciones de fe, impulsar la conversión de nuestro corazón y fortalecer nuestra voluntad de seguir a Cristo. La oración cristiana trata sobre todo de meditar sobre los misterios de Cristo, como en la lectio divina o el rosario. Esta forma de reflexión de oración es de gran valor, pero la oración cristiana debe ir más allá del conocimiento del amor del Señor Jesús, de la unión con él «(CCC 2708).
Los rosarios no son sólo decoraciones. ¡Batallas se han ganado porque la gente rezó el rosario! Ha habido corazones convertidos, e intenciones imposibles respondidas también. Tu vida sólo puede ser bendecida si comienzas a rezar el rosario.
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