La consagración estuvo organizada por el grupo de Siervos de Jesús, María y José, y no solo se consagraron en estos días miembros de nuestra comunidad; el sábado 24 de marzo se consagraron otros miembros de la parroquia, de la Pastoral Familiar.

Como comunidad, fue algo que nos ayudó mucho a comprender el objetivo que tenemos como grupo parroquial, que es hacer crecer la devoción mariana. Aún cuando únicamente la hacíamos «juntos» un solo día a la semana, era reflexionar seriamente que tan grande es el compromiso de la Consagración a María. Reflexionar realmente qué significa cada una de las palabras que decimos al momento de hacer cualquier oración.

Es muy normal para los católicos, el ser conscientes de lo que queremos decir al recitar el Padre Nuestro, y solemos decir las oraciones y rezos dedicados a María, sin esta conciencia. Este momento de preparación nos sirvió mucho para esto, para preparar nuestros corazones y comprometernos a no olvidarnos de María y a siempre dar a conocer su mensaje, darla a conocer a los demás como el mejor camino hacia Jesús.