Según la distancia, es la fuerza con la que tienes que gritar para que alguien te escuche; en mi caso yo estaba muy lejos y Dios tuvo que llamarme de manera que lo pudiera escuchar.
Toda mi vida fui una persona «normal» por así decirlo, gozaba de buena salud, iba bien en la escuela y tenía buenos amigos, un joven que tenía un gran futuro por delante; respecto a mi fe, era un católico no practicante, creía en Dios y sabía lo básico, pero nunca me preocupé por saber mas o por ir a Misa los domingos, simplemente estaba ahí sin servir, y no me di cuenta de eso hasta hoy en día que pasé la prueba que Dios puso en mi camino.
Cuando tenía 15 años, algo muy extraño pasó en mi, comencé a tener problemas de salud y los doctores no sabían cómo tratarme, después de buscar por todos lados y tratamientos equivocados, encontré al médico correcto y él me dijo lo que pasaba, luego de algunos estudios resulta que me encontraron cáncer y ya estaba muy avanzado, tenía metástasis en la cabeza, pulmones y en el abdomen, algo que nunca imaginé me llegara a pasar, el medico me dijo que tendría que someterme a tratamiento de quimioterapia y posiblemente a varias cirugías, pero que había posibilidades de curarme.
En esos momentos el miedo y la incertidumbre te comen vivo y lo único que quedaba era encomendarse a Dios y hacer oración; comencé con la quimioterapia y al principio todo iba muy bien, tenía resultados favorables, pero aún faltaba camino por recorrer, poco a poco el tratamiento me fue desgastando y me costaba trabajo salir adelante; justo en ese momento fue cuando llegó la luz a mi vida, conocí personas maravillosas que me acercaron a Dios, entre ellas el Padre Carlos, que en la hora santa hizo que me enamorara como nunca antes.
Ya había conocido a Dios, por fin estaba cerca de Él, y mi pesar poco a poco fue más ligero, fue entonces cuando llegó la parte más pesada de la prueba, tuve una recaída y batallé mucho para que mi cuerpo respondiera de buena manera al tratamiento, ya que el desgaste había sido demasiado, fue entonces cuando conocí el poder de la oración, por primera vez rece el rosario y logré avanzar con la ayuda de Dios y la intercesión de la Virgen; y así, después de un año de tratamiento, 20 quimioterapias y 6 cirugías, salí de está enfermedad, con la promesa de regresar con aquel que me salvó.
Fue así como comencé mi camino, entré a confirmaciones, a formación básica, formación espiritual y luego a servir como coordinador; fue hasta ahora, 6 años después, que me doy cuenta de la razón y el objetivo por el cual todo esto pasó, fue la forma en la que Dios me llamó a estar cerca de Él, sabiendo que solo con esto yo podría escucharlo y acercarme, gracias a todo eso, ahora sé el gran valor de la vida, de la importancia de amar a quienes están con nosotros y de servir con amor siempre; era una gran lección que tenía que aprender, por eso hoy hago las cosas con amor, con dedicación y en busca del servicio, es por eso que hoy todo lo dedico a Dios, y me llena de alegría y emoción poder seguirlo y poder ayudar un poco a que más personas lo conozcan y se enamoren de Él como yo, es por eso que hoy le agradezco por haberme puesto esa gran prueba, de cierta manera me guió para traerme a donde estoy y haber tenido la oportunidad de conocer a grandes personas que admiro mucho, de poder servir en mi maravillosa comunidad, de estar estudiando la carrera que me apasiona y de tener a mi familia más unida que nunca, por esto y más agradezco a Dios la vida que me dio y la bendición de vivir lo que he vivido.
A lo largo de este camino hay muchas cosas que vendrán en contra, debemos tener la certeza de que Dios siempre estará con nosotros y que no va a permitir que vivamos cosas que no nos transformen para bien, todo lo bueno que nos pasa lo agradecemos, lo malo que nos pasa también hay que agradecerlo, porque nos está formando, nos está preparando y tal vez sea un llamado a cambiar nuestra dirección y ponernos en el lugar correcto.
Por Alexis Castañeda