Formación Espiritual es uno de los grupos enfocados en la preparación y formación del joven para capacitarlos en el ámbito no solo espiritual y en la oración, es una suma de valores y virtudes que el mismo joven ya posee y los pone en práctica en el llamado al ser apóstol.

Testigo de la alegría

A lo largo del tiempo sirviendo en este grupo, he tenido el agrado de compartir muchas experiencias, muchas anécdotas para contar a futuras generaciones, he tenido la oportunidad de aprender de los mejores, aquellos que fueron pilares en la creación de este bello grupo. Pero no solo de ellos he aprendido, cada curso ingresan nuevos formandos llenos del Espíritu Santo y deseosos de seguir aprendiendo de Cristo, de Dios trino, la iglesia, en fin de nuestra fe. Y sobre todo aprenden de cómo cada uno de nosotros vivimos nuestra Fe.

 

En todos los cursos en los que he tenido la oportunidad de compartir con los formandos ya en su última etapa de formación dentro de la parroquia, se ve y sobre todo se siente la alegría y el amor de poder compartir y explotar sus conocimientos adquiridos a lo largo de su proceso formativo en la parroquia, porque los nervios y temor a responder a ese llamado de Dios desaparece al momento de servir. Ese brinco al ser servidor y tener a tu cargo esos futuros servidores, te compromete a conocer más a Dios para que futuras generaciones tengan más amor que el tuyo a la eucaristía, sacramentos, oraciones, tiempos litúrgicos, etc. Todas esas cosas que nos hicieron en su momento enamorarnos de Dios.

Ver como la mayoría de los jóvenes en esta edad, están en la necesidad de compartir ese amor, esa fe, pero también esas inseguridades, tristezas, que les afecta o molesta, eso que les pasa en la casa con su familia o escuela. Parte importante para ellos siempre lo será su familia, pero la mayoría de los casos el motor de fe en su familia es el mismo formando. Es el joven quien tiene mayor iniciativa de poner en servicio a Dios sus talentos y virtudes, que al momento de querer tener ese apoyo y motivación por parte de sus padres, son ellos obstáculos e impedimentos por el cual ellos desisten los jóvenes en su servicio y apostolado.

Jóvenes y Apóstoles

Bien dicen que “Cada cabeza es un mundo” pero en este sentido cada joven que vive desde confirmación, hasta su proceso de formación en la fe cristiana, tenemos la convicción de que “cada cabeza es un apóstol” un apóstol más en la tierra, comprometido a construir el reino de Dios, conscientes de que somos jóvenes que nos podemos tropezar, caer, imaginar, avanzar, y muchas de las veces no alcanzar. Pero también siempre seguros de que el amor de Dios es infinitamente grande, que nos permite alcanzar lo que soñamos y hasta más allá, seguros que al evangelizar desde la profundidad del hogar con mis familiares cercanos, Dios y su amor se harán presentes en todo proyecto, incluso dentro de nuestro servicio, el ir a llevar el evangelio a quienes necesitan de esas palabras de amor y consuelo, palabras de Dios puestas en nuestros corazones por medio de nuestro párroco, vicario o coordinadores que estuvieron en nuestro proceso formativo y sobre todo de apoyo a no desistir de esta, nuestra fe.

Dentro de Formacion Espiritual aprenden de esas herramientas pilares de nuestra fe, el comunicarse con Dios por medio muchas formas de la oración, y se ven tan llenos y completos de tener esa acercamiento, ese acceso directo a la intimidad con Dios, el vínculo de entrar en esa paz, ese silenciamiento. Al ver y escuchar testimonios y experiencias de cómo Dios cambia su vida con el simple hecho de platicar más con él, hace sentirme  completamente feliz y dichoso de seguir viendo a más jóvenes con la convicción de que Dios está vivo y Dios derrama su amor dia a dia.