Dentro de los grupos de formación, una de las actividades más importantes son los acompañamientos. En esta ocasión el grupo de Formación Espiritual nos comparte una guía para acompañamientos, esperamos te sea útil.

¿Para qué sirve un acompañamiento?

El momento de acompañamiento tiene como objetivo compartir la experiencia que se ha tenido al seguir a Jesús en ciertos aspectos, como en la oración, en el Amor al prójimo, al vivir el Reino. Además, el coordinador debe procurar que los formandos compartan también su experiencia, asegurando así que vivan todo lo que se les enseña. El coordinador siempre debe procurar que al final del día, los formandos hayan tenido en su acompañamiento una experiencia de Dios y una experiencia con su hermano.

¿Qué debe encontrar el formando en un acompañamiento?

Fijándonos en la manera en que Jesús acompañaba a sus apóstoles, yo resumo que nunca faltaban las siguientes dos cosas, y como formadores de discípulos a imagen de Jesús, debemos buscar que en nuestro acompañamiento nunca falten estas cosas:

Encuentro

Pues uno de nuestros propósitos principales es que vivan una relación personal diaria con Dios y con el hermano. Jesús tenía una relación muy íntima y profunda con sus discípulos: en Mt 16,17 Jesús les pregunta que quién es Él para ellos; en Mt 26, 38 Jesús desea encontrar consuelo en sus amigos y quiere que permanezcan con Él orando; en Jn 13 les lava los pies a sus discípulos. El mismo encuentro que tenía Jesús con sus discípulos deben experimentarlo sus formandos con ustedes. Esto es lo más esencial, pues cumpliendo esto sus formandos estarán deseosos de aprender a orar, porque no hay mejor manera de enseñar que el trato con Jesús es tan personal como la de un amigo que nosotros siendo ese amigo para el formando.

Formación

La intención de Jesús al conocerlos profundamente, es la de formarlos en el amor. Conociendo a la persona a profundidad sabes a qué estatura espiritual se encuentra, sabes en qué aspectos le hace falta crecer, en qué aspectos está fuerte; puedes conocer además de qué manera enseñar las cosas para que les parezcan atractivas. Jesús tenía una manera diferente de formación entre sus discípulos que no pertenecían a los 12 y los apóstoles: a la gente que lo seguía pero aún no tenía un trato tan cercano con Él, sólo les predicaba, ponía ejemplos muy sencillo (parábolas, sermón del monte, bienaventuranzas); en cambio, con sus apóstoles no sólo recurría a la predicación: Jesús se queda dormido a propósito en la tempestad para enseñarles a buscarlo y confiar en su Poder; antes de la multiplicación de los panes les pide a sus discípulos que ellos les den de comer a la multitud; les prepara una cena justo antes de su muerte, para que ellos mismos sientan la importancia del amor al prójimo.

¿Cómo se prepara un acompañamiento?

Ya conociendo cuáles deben ser las dos esencias básicas de toda actividad que realicemos en el acompañamiento, hay que aterrizarlo en acciones concretas:

  • En concreto, pienso que el acompañamiento siempre debe tener un momento para convivir, un momento para platicar sobre la oración del día, sobre la actividad de la semana, sobre el tema del día y hablar de alguna virtud.
  • Hay que sorprender siempre a nuestros formandos, ya sea con una dinámica nueva, con un tema con cosas nuevas, con algún chiste, alguna reflexión que no se esperaban, etc. Esto ayuda mucho a tener siempre en la mente las cosas importantes, pues por lo general lo que nos sorprende o nos gusta mucho se nos queda muy presente en la mente y en el corazón.
  • Es bueno estimar el tiempo que se requerirá para cada cosa en el acompañamiento, así se puede enfocar la atención en sólo una cosa. Por ejemplo, podemos dedicarle 20 min a la pura convivencia, 20 min a hablar sobre la oración del día, 50 min de la predicación. Muy recomendable que se respeten los momentos dentro del acompañamiento; si es momento para convivir, que sea pura convivencia, si es momento de escuchar al hermano, sólo se haga eso.
  • Como ya vimos, la convivencia no puede faltar, por lo que hay que dedicar siempre un momento para escuchar al hermano. Este convivir no significa “cotorrear”, porque el cotorreo no siempre viene de Dios. Esto tampoco quiere decir que el cotorreo sea malo o que sea sinónimo de dispersión, pero la convivencia que se debe fomentar debe ser una convivencia madura, en donde realmente se escuche y se comprenda lo que el otro está sintiendo. El tiempo que dure esta convivencia depende de las necesidades que tenga el equipo, puede ser que un día ocupe la mayor parte del acompañamiento, o que otro día apenas y se hable 10 min. Por eso debemos estar siempre dispuestos a la acción del Espíritu.
  • Pienso que es mejor cuando sólo una persona predica el tema del día, pues así es más sencillo que la persona toque todos los puntos con cierto orden, y los demás coordinadores complementen con su propia experiencia.
  • Las predicaciones deben preparase con el más grande amor, con mucha oración, buscando que no sean temas iguales a los que han escuchado en cursos anteriores. Hay que buscar siempre maneras nuevas de hacerlos parte del tema, ya sea cuestionándolos, pidiéndoles que investiguen o mediten sobre el tema antes de verlo, en fin, la idea que el Espíritu les inspire que sirva para cumplir el objetivo de la predicación y los haga parte de esta.
  • Todos los coordinadores deben dominar el tema, pues el formando tiene el derecho de preguntar a cualquier coordinador sobre el tema y recibir una respuesta coherente y madura. No sólo de oración se forma el coordinador, igual de estudio y de trabajo duro. No dejemos el estudio!

¿De dónde puedo ayudarme para mis temas?

  • Biblia y oración: Todos nuestros temas se encuentran en la Palabra de Dios y en nuestra experiencia en la oración. No prediquemos nunca si no lo hemos orado, meditado o contemplado en la Palabra.
  • Magisterio: El catecismo, artas encíclicas del Papa, homilías de cada día, documentos del concilio vaticano… Todo lo podemos encontrar en la página oficial del vaticano (vatican.va).
  • Vidas de santos: No pueden faltar en nuestra formación el leer y meditar las vidas de los santos. Puedes comenzar con tus santos favoritos, verás cómo tu deseo de ser santo va a incrementar.
  • Libros: Hay un sinfín de libros que podemos consultar:
    • Muéstrame Tu Rostro del Padre Ignacio Larrañaga. Indispensable leerlo para aprender más sobre el encuentro con Dios.
    • Filotea o iniciación a la vida devota de San Francisco de Sales. Es un pequeño libro muy sencillo, pero lleno de sabiduría; de los libros que más me han impactado. Tiene consejos sobre casi todos los aspectos de la vida espiritual. Altamente recomendable!
    • Teología de la perfección cristiana del Padre Antonio Royo Marín. Libro más denso sobre todos los aspectos a procurar si se quiere llegar a la perfección. Altamente recomendable para conocer la importancia teológica de la oración, de las virtudes, de la gracia.

 

  • Nuestra vida: Antes de cuestionar a los formandos, cuestionémonos nosotros nuestra forma de vivir lo que prediquemos. Nos daremos cuenta de muchas cosas, tal vez estemos viviendo de manera adecuada lo que predicaremos, tal vez no, pero de igual manera servirá de mucha ayuda, pues si no has vivido el tema como debes puedes compartírselo a tus formandos y compartirles la manera en que procurarás de ahora en adelante vivirlo, así ellos podrán ver que estás en la misma batalla que ellos, que tienes las mismas herramientas y que con Jesús puedes salir adelante.